Tras una profunda recesión mundial, el crecimiento económico ha entrado en terreno
positivo gracias a extensas intervenciones públicas que apuntalaron la demanda y alejaron
la incertidumbre y el riesgo sistémico en los mercados financieros. La recuperación
seguramente será lenta: los sistemas financieros siguen dañados, el respaldo público deberá
retroceder poco a poco, y los hogares y las economías que vieron desplomarse los precios de
los activos continuarán reconstituyendo los ahorros mientras luchan con un desempleo
elevado. La misión crítica para la política económica sigue siendo restablecer la salud del
sector financiero y mantener al mismo tiempo políticas macroeconómicas propicias hasta
que la recuperación se afiance. Con todo, las autoridades deben comenzar a prepararse
para un desmantelamiento ordenado de los niveles extraordinarios de intervención pública.
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