En el fondo, no siempre somos racionales...


Imagine que usted tiene que elegir entre:
a) Una ganancia segura de $ 300.000.
b) Una probabilidad del 80% de ganar $ 400.000. y un 20% de no ganar nada.


¿Que decisión tomaría?
La mayoría de las personas optan por la alternativa a) a pesar de que la alternativa b) tiene mejores expectativas probabilísticas.

Y si ahora tiene que elegir entre:
a) Una pérdida segura de $ 300.000.
b) Una probabilidad del 80% de perder $ 400.000. y un 20% de no perder nada.

¿Que decisión tomaría ahora?
Más del 90% de las personas eligen la alternativa b) en esta segunda situación.

Conclusión: Este patrón es constante, la gente trata de evitar los riesgos cuando busca una ganancia, pero elige el riesgo si se trata de evitar una pérdida, lo cual supone una asimetría en la toma de decisiones una manifestación de los llamados atajos heurísticos.

Mediante estos aparentemente simples problemas planteados a un grupo de experimentación, Daniel Kahneman, psicólogo, demostró como las personas -creyendo aplicar la razón- efectúan acomodos mentales engañándose a sí mismas para así suprimir la incertidumbre que tanto les incomoda.

Con este trabajo Kahneman cambió la visión que los economistas tenían respecto a la forma en que las personas hacen sus juicios y toman sus decisiones. Quedó atrás la visión de las decisiones basadas solamente en el propio interés y en la racionalidad.

Esta contradicción a todo lo establecido hasta entonces, le significó a Kahneman obtener el Premio Nóbel de Economía en Octubre del 2002.

¿Quién lo diría?, ¡cuando elegimos no siempre lo hacemos tratando de ganar o maximizando la utilidad!. Entonces ¿dónde quedó el "homo economicus"?.

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