Refuerzan seguridad tras las estafas

Cajeros y tarjetas. Denuncias en Red BROU y Banred llegaron a 250 En Maldonado procesaron a 10 miembros de organización que delinquía con base de datos comprada a delincuentes extranjeros


M. GALLARDO Y DIEGO CASTRO

La seguridad de las cuentas bancarias y las tarjetas de crédito quedó expuesta en dos casos que afectaron a cientos de personas en Uruguay y en el exterior. La seguridad en los cajeros de Banred fue reforzada y 10 personas fueron a prisión en Maldonado.

Una organización delictiva con base en Maldonado compraba bases de datos con información de tarjetas de crédito de extranjeros -números, códigos, fechas de vencimiento y demás información personal- a argentinos que operan desde Colombia.

Con esa información, los uruguayos -encabezados por un joven de 21 años- compraban tarjetas de recarga de celulares en sitios de Internet por montos de $ 1.000 y luego vendían en el mercado local las tarjetas a un precio muy inferior: $ 200. Los proveedores de las tarjetas en el exterior recibían regularmente giros de US$ 2.000 desde Uruguay.

La operativa alimentaba una amplia red. El juez penal Gabriel Ohanian dispuso ayer el procesamiento y prisión de 10 integrantes de la organización, que estafaron en más de US$ 100.000 -$ 2 millones- a la emisora de la tarjeta de crédito Visa. Esto indica que hicieron al menos 2.000 compras de $ 1.000.

CAJEROS. En Montevideo, por su parte, son ya unas 250 las denuncias de estafa recibidas por el Banco República y por la red de cajeros de la banca privada -Banred- .

Ayer, quienes quisieron hacer retiros de sus cuentas en los cajeros de Banred se encontraron con que, luego de ingresar las cuatro cifras del PIN, el sistema desplegaba en la pantalla ocho números de cédula entre los cuales uno debía identificar el suyo para continuar con la operación (ver nota aparte). La Policía, hasta ayer, había recibido denuncias individuales en las cuales el monto de lo robado asciende a unos US$ 30.000.

A través de los videos de los cajeros individualizaron a cuatro posibles sospechosos que se cubrían con gorros. Las autoridades buscan confirmar si los responsables están en Uruguay o lograron salir del país.

NEGOCIO FAMILIAR. Dos días de intensas actuaciones y operativos en varios departamentos permitieron desbaratar la banda de estafadores de Maldonado tras una denuncia radicada por los representantes de la emisora de la tarjeta Visa.

El juez Gabriel Ohanian libró a Interpol una orden de captura de los responsables argentinos que operaban desde Colombia.

El magistrado dispuso la pericia de las computadoras de los ahora encarcelados para establecer si otras personas están involucradas en la maniobra. Ohanian también solicitó que se intervengan los pagos efectuados al exterior mediante una compañía especializada en envío de remesas para identificar a los cómplices que les facilitaron a los estafadores los datos de las tarjetas de crédito.

Se espera que del análisis de las remesas remitidas desde Uruguay se pueda identificar a los cómplices de los ahora procesados.

Entre los diez remitidos a la cárcel de Las Rosas se encuentran tres hermanos, dos de los cuales eran los cabecillas de la banda, la madre, un amigo y colaborador, dos revendedores de Florida, la esposa de uno de los responsables y la esposa de uno de los revendedores de Florida así como un revendedor de Montevideo. Ohanian les tipificó a los ahora encarcelados reiterados delitos de estafa y otro de asociación para delinquir.

En tanto, la funcionaria judicial de Florida fue procesada sin prisión por el delito de encubrimiento luego que se comprobó que había advertido a la madre de uno de los revendedores de Florida que su casa sería allanada por la Policía. La funcionaria, de 61 años, solo pasó el "chisme" porque se comprobó que no recibió ni dinero, ni cargó su celular con los servicios de la banda. Fuentes judiciales indicaron a El País que "hay profundo malestar" por la actuación de la funcionaria debido "al riesgo en que expuso al sistema y la confianza", además de "entorpecer la investigación policial".

Otro de los detenidos, hermano de los tres cabecillas, fue procesado sin prisión por reiterados delitos de estafa.

Cada uno de los procesados tenía asignado un rol especifico para cumplir su tarea como la de manejar las tarifas, realizar los pagos al exterior, la contabilidad y la de atender al público interesado en cargar sus celulares pagando apenas la quinta parte de lo que le valía el servicio.

Los revendedores recorrían el país para ofrecer los servicios a cuanta persona se le cruzaba en su camino. El interesado solo le entregaba, en la mayoría de las veces, $ 200 y lograba la insólita cantidad de $ 1.000 pesos acreditados en su celular.

Habían zafado en 2009

Los mismos integrantes de la banda fueron detenidos e indagados en 2009 por una maniobra similar. En lugar de cargar teléfonos compraban electrodomésticos y los revendían. La denuncia fue radicada por Visa y Mastercard. Sin embargo, la Policía no pudo, entonces, reunir evidencia suficiente para lograr que fueran procesados. Todos recuperaron la libertad. Apenas salieron del juzgado resolvieron dedicarse a otro palo del negocio: la recarga de teléfonos celulares. La banda había armado un sistema de contabilidad que les permitía distribuir la ganancia entre todos de una manera justa y equitativa: cabecillas, revendedores y cómplices en el exterior. El secreto consistía en cargar esos $ 1.000 (US$ 50) a los titulares de las tarjetas en el exterior y confiar en que no repararan en el origen del gasto. La maniobra no pasó inadvertida para los responsables de VISA cuando la suma estafada superó los US$ 100.000.
Consejos para los usuarios

La medida más importante que recomiendan los encargados de la seguridad financiera es la protección del PIN, la clave personal. Por este motivo se sugiere que, en el momento de digitar el número, se cubra con la otra mano para impedir que sea visualizado de algún modo.

Al colocar la tarjeta en la ranura del cajero el usuario debe observar que esta se deslice sin dificultades. Si al hacerlo se observa que la tarjeta es rechazada o es necesario empujarla para que ingrese, es probable que se haya colocado un dispositivo para la captura de datos.

También debe observarse que en el recinto no existan elementos extraños. Se estima que los estafadores pudieran haber utilizado pequeñas cámaras filmadoras para captar los códigos.

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